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El origen histórico de los terremotos en la provincia de Granada

El origen histórico de los terremotos en la provincia de Granada

Ana Rodríguez. ¿Qué está pasando en Granada? ¿A qué se deben los terremotos que están sacudiendo la provincia? En Andalucía Buenas Noticias hemos querido conocer el origen de estos movimientos sísmicos, que, adelantamos, son completamente normales y, muy probablemente, cederán sin ir a mayores en un tiempo aún por determinar.

El geólogo Francisco Manuel Alonso Chaves, natural de Lanjarón (Granada), investigador y profesor de Geología de la Universidad de Huelva (UHU), ha analizado la situación que vive la provincia de Granada actualmente.

Como explica, «desde el 23 de enero hasta el miércoles 27 a las 12.00 horas se han registrado un total de 302 terremotos en Granada en un área muy concreta. Ésta ocupa un total de 92 kilómetros cuadrados y el centro de esta zona cero se localiza entre las localidades de Atarfe y Santa Fe, muy cercanas la una de la otra».

Si miramos la siguiente imagen, se aprecia que los 302 terremotos detectados quedarían dentro de una figura similar a una elipse, en cuya parte superior (desde la perspectiva de la imagen) se localizaría Sierra Elvira, una sierra de mediana altitud perteneciente a la cordillera Bética. De hecho, a los pies de Sierra Elvira encontramos una zona plana, llana, conocida como la Vega de Granada donde se localizan, entre otros, los municipios más afectados por los terremotos de los últimos días como son Atarfe, Santa Fe y Granada capital.

Elaboración: Francisco Manuel Alonso
Elaboración: Francisco Manuel Alonso

«En esta zona, entre el relieve de Sierra Elvira y la zona plana de la Vega, hay una falla que se extiende desde el noreste a suroeste, es una zona de fractura, que seguramente continúa en profundidad, y además encontramos otra zona de fractura ortogonal a ésta. Son zonas sísmicamente muy activas, por la elevación tectónica experimentada en la región», explica Alonso.

En este sentido el experto apunta que los terremotos de Granada de estos días se deberían a que «una de estas fracturas se ha movido. Los datos sismológicos permiten afirmar que una falla normal orientada con una dirección NO-SE se ha movido, y cuando esto ocurre en relación con una superficie de rotura relativamente grande y cierto desplazamiento entre los bloques, provoca un efecto en cascada en otras fallas próximas«. Ello se traduce en varios terremotos en un breve periodo de tiempo, que es lo que están experimentando en la provincia granadina.

De este modo, analizando el sismograma del terremoto Granada recogido por el Instituto Andaluz de Geofísica se aprecia que un terremoto de magnitud moderada (4,2 grados), que se produjo a las 22.36 hora peninsular dio paso a otros tantos en un periodo de tiempo muy breve. «Fueron tan seguidos porque el primero desencadenó al siguiente, como si fuesen en cascada o unas fichas de dominó cayendo. Además se produjeron a una hora en la que la gente está en casa, en el sofá, en la cama, lo que hizo también que más personas lo percibieran» pone de relieve Alonso.

Sismograma de los terremotos registrados en la noche del 26 de enero en la provincia de Granada, zona Santa Fe-Atarfe. / Fuente: Instituto Andaluz de Geofísica.

Como consecuencia del movimiento de una de las fracturas, la zona de montaña (Sierra Elvira) se va a elevar más y la parte llana de alrededor quedará un poco más hundida. Un reajuste que está ocasionando gran revuelo entre la población ante las consecuencias sísmicas que implica y hace que todo el mundo se plantee, sobre todo después del terremoto Granada del martes por la noche (pues hubo uno de 4,4 grados a las 22:54 h), si cabe esperar otro de mayor magnitud y, por consiguiente, mayor intensidad.

Liberación de energía 

En opinión de Francisco Manuel Alonso, «la historia nos dice que esto son crisis sísmicas y que, muy probablemente, tras la liberación de energía almacenada, la Tierra vuelva de nuevo a su ser. Ese es el ciclo».

Y es que en la zona de Santa Fe – Atarfe, desde hace millones de años, hay evidencias geológicas de que cada cierto tiempo la tierra tiembla para liberar esa energía potencial elástica acumulada. «Encontramos series sísmicas parecidas hace unos 10 años y otras más históricas. Por ejemplo, previamente a la conquista de Granada hubo terremotos en la zona y las tropas cristianas sintieron lo que han sentido los granadinos esta noche pasada», informa el geólogo de la UHU.

Por tanto, los terremotos de Granada no suponen una «situación novedosa» ya que «sabemos que ocurren y en esa zonas donde hay fallas activas, tal y como ocurre en Sierra Elvira y en las partes topográficamente más bajas que rodean a la sierra por el sur. En este área se está estirando la parte más alta y superficial de la corteza terrestre y lo está haciendo en la dirección noreste-suroeste, aproximadamente de forma ortogonal a la dirección del sistema de fallas», explica Alonso.

Asimismo, el experto pone de relieve que es beneficioso que esta serie sísmica esté teniendo lugar ya que, de lo contrario, «si esa energía acumulada no se libera, se queda dentro del sistema y se suma a otra que se sigue generando, lo que conduciría a un terremoto de mayor magnitud«.

Alonso augura que en los próximos días-semanas seguirá habiendo actividad sísmica en la zona (probablemente terremotos más pequeños al sentido el martes), y que luego volverá la calma a la zona, si se cumple el patrón esperado (y deseado). También aclara que nunca se debe descartar otras opciones, aunque sean más improbables, especialmente teniendo en cuenta los datos de sismicidad histórica y el registro instrumental del siglo XX.

Concienciación social y qué hacer 

Por último, el geólogo hace hincapié en que «en el entorno de Granada hay terremotos de magnitud baja y moderada continuos. Lo que ha pasado es normal. No sabemos el día y la hora en que tendrá lugar el siguiente seísmo, pero vivimos en una zona sísmica y tenemos que ser conscientes de ello».

Ser conscientes de esta realidad implica tomar precauciones, concienciar a la sociedad y dar respuesta a sus necesidades desde las instituciones públicas. De este modo, se hace imprescindible, según Alonso, dar nociones a los ciudadanos sobre qué tienen que hacer en caso de terremoto, ofrecer formación al respecto para evitar imágenes como las de la pasada noche en Granada, con gente en la calle expuesta a posibles accidentes al permanecer cerca de edificios elevados.

«Las estructuras de los edificios están diseñadas y construidas para soportar estas vibraciones cuando hablamos de terremotos como los registrados en las últimas fechas. Éstos duran muy poco, aunque se hagan eternos, y lo mejor es quedarse en casa. Si salimos a la calle porque pensamos que estaremos más seguro, hay que alejarse de edificios y fachadas, pues se corre el peligro de que se desprenda una cornisa, planchas de mármol, balaustradas… » indica Alonso.

El experto insiste en que hace falta «tener conciencia de qué hacer antes, durante y después de un terremoto. Los ciudadanos requieren de una respuesta acorde de los políticos para una sociedad del siglo XXI y es imprescindible que éstos cuenten a la hora de dar esa respuesta con geólogos y geofísicos».

En un último comentario, el experto apunta que las diferentes administraciones contemplan en diversas normativas el riesgo sísmico, pero en sí mismas solo es papel mojado si los ciudadanos no las conocen. «La sociedad del siglo XXI demanda cada vez más del conocimiento científico en general, es evidente en estos meses de pandemia, y de la misma manera, esa sociedad también demanda de los geólogos las respuestas a muchas inquietudes como la actual crisis sísmica. No se trata de preguntarnos sobre cuándo ocurrirá el mayor terremoto en una región sísmica de cualquier parte del planeta, sino qué podemos hacer para que el riesgo sísmico sea menor. Sin duda la educación de los ciudadanos, reconociendo la exposición y vulnerabilidad ante la peligrosidad sísmica, nos hará reducir el riesgo sísmico, y eso es lo verdaderamente importante», cuenta el profesor de la onubense.

Más datos sobre Francisco Manuel Alonso

Alonso es profesor titular de universidad adscrito al área de conocimiento de Geodinámica Interna en el departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Huelva y pertenece al grupo de investigación de Geociencias Aplicadas e Ingeniería Ambiental.

Su labor ha sido reconocida en diversas ocasiones, destacando la recepción de la Medalla de la UHU en 2019 y el galardón Ingeniero del Año 2019, concedido este último por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (CICCP) de Andalucía, Ceuta y Melilla, así como una mención honorífica de la Junta de Andalucía en el mismo año, por el servicio público prestado como geólogo.

Cabe recordar que el granadino formó parte del equipo que llevó a cabo las labores de rescate del niño de dos años Julen Roselló que cayó a un pozo de la localidad de Totalán (Málaga).