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La joyería cordobesa sigue poniendo en valor el trabajo artesanal

La joyería cordobesa sigue poniendo en valor el trabajo artesanal

Paula Chacón. Los gremios de artesanía cobran cada vez más importancia en un mundo tan globalizado como en el que vivimos. Las super producciones han hecho que se pierda el mérito del cuidado y cariño depositado en cualquier pieza. Sin embargo, todavía quedan preciados supervivientes que continúan apostando por un trabajo minucioso y de calidad. Uno de ellos, la familia de joyeros González-Espaliú, que lleva en la industria desde 1952, siendo además su marca Spaliu una de las primeras marcas registradas de joyería de toda España.

Manuel González-Espaliú, quien junto a su hermano Joaquín González-Espaliú continua el legado de la familia, habla con cariño de toda la historia que hay detrás de su empresa familiar. Iniciada por sus abuelos en Sevilla, su padre -quien se había formado en el oficio desde los 15 años-, decidió trasladarla hasta Córdoba, donde llegó a crear una fábrica con más de 200 trabajadores. Sin duda, Córdoba vislumbró los años espléndidos de esta marca, siendo esta ciudad especial cuna de este trabajo artesanal en el siglo XX. Sin embargo, el sistema productivo no es el mismo que antes, ya que en la actualidad son varias las empresas en las que, como diversos talleres, se dividen los sectores de producción tales como la producción, la microfusión, los pulidos o engaste, entre otros.

En la actualidad, Manuel González-Espaliú continúa representando a su familia, dedicándose especialmente a hacer joyería con brillantes. “Antes, se hacían en la fábrica trabajos en numerosas cantidades, se trabajaba con empresas que llegaba a realizar pedidos de hasta 50.000 unidades de sortijas u otras piezas de joyería como incentivo para sus vendedores, y se complementaba con trabajos tanto en plata chapada como oro. Ahora, sin embargo, hemos establecido una línea de producción encaminada a joyería con brillantes, en la que sacamos líneas que siguen el estilo González-Espaliú.”

Sus joyas son piezas con una identidad única, confiesa, en la que la joyería de lujo puede estar accesible a precios económicos. Para Manuel González-Espaliu, la diferenciación de sus joyas reside en la importancia de cuidar cada proceso manual, incidiendo muy especialmente en el acabado, cuidado al máximo detalle. “En ocasiones he visto anillos de oro que son metidos en una bolsa rayándose entre sí sin cuidado. A mí me gusta hacerlo todo con mimo y esmero, cada joya en su embalaje y con su certificado individual. Sea la joya que sea, e independientemente de su precio, nosotros damos el mejor servicio a cada uno de ellas.”

Las joyas de González-Espaliú, destaca, son joyas para el día a día. Como él mismo hace su lema “convertir la joyería en un fondo de armario”. Sus colecciones son líneas de diseño que perduran en el tiempo, y aunque siempre a la vanguardia innovando con nuevos diseños, sus joyas se mantienen generación tras generación.

No obstante, Manuel González-Espaliú confiesa atreverse a aceptar retos “también hacemos pedidos de joyas a medida, que nos pidan diseñar. A veces hemos tenido algún cliente que ha querido hacer una joya similar a la que tenía. Puede ser porque han perdido un pendiente, por ejemplo, o porque alguien quiere tener un recuerdo similar de una valiosa joya que recuerda que tenía su familia. Este proceso suele tardar unos 20-25 días. Le mandamos al cliente una foto de cómo quedará y de todo el presupuesto para que desde el primer momento tenga un prototipo exacto.”

Aun así, González-Espaliú también se ha arriesgado a hacer joyas diseñadas para otros países. “Recientemente hemos exportado nuestras joyas a países de Sudamérica como Chile, Desde allí, nos pidieron un tipo de joya más especial, de estilo isabelino. Quizás otro joyero no se habría atrevido a aceptar el encargo, pero yo heredé de mi padre la cabezonería y teníamos que sacarlo adelante.”

Las joyas de esta familia se pueden encontrar en las joyerías, pues éstas son sus clientes, quienes siguen confiando en el buen hacer de la familia González-Espaliú. “Nuestros diseños se pueden encontrar en joyerías, aunque en nuestro taller de Córdoba hemos tenido algún cliente particular que nos ha hecho algún pedido en concreto de forma puntual”, añade.

Preguntamos sobre el futuro del gremio, confesando preocupado que nos encontramos en un momento en el que hay poco artesano y poco aprendiz que garantice el futuro de la profesión. De momento, la marca Spaliu sigue creciendo. Su hermano Joaquín González-Espaliú se dedica al mundo de la plata, con tiendas físicas en Córdoba y Málaga donde expone sus trabajos. Ahora, además, su hijo comienza a formar parte del proyecto empresarial lanzándose con la marca NowSpaliu, una nueva línea de joyería destinada a un público joven y con precios más económicos, de la que lleva la parte digital. Esta nueva línea se encuentra enfocada a la creación con piedras semipreciosas, con colecciones que se lanzarán próximamente y que dejarán ver la siempre renovación de las joyas González-Espaliú.

A pesar de que, en general, los artesanos viven una situación difícil al cerrar comercios y cancelar multitud de eventos, el valor de una joya sigue perenne con el transcurso de los años, y de seguro la luz volverá a salir haciendo resurgir de nuevo todos aquellos eventos en los que poder lucir una joya como recuerdo imborrable.