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Las leyendas de enamorados más famosas de Andalucía

Peña de los Enamorados en Antequera.

ABN/Redacción. La literatura, la música y el cine giran, en gran parte, acerca de las historias de amor. Amores imposibles, a veces incomprendidos, y que suelen, tras un periodo de lucha, conseguir su final feliz. O leyendas, como algunas de las más famosas que se narran en Andalucía que recogen finales trágicos para los enamorados que las protagonizan. En un día especial como hoy, San Valentín, hemos querido recordar algunas de las leyendas de amor más famosas de las ocho provincias andaluzas.

Jaén

La Leyenda de El Pósito es una hermosa leyenda que forma parte del “Romancero de Jaén” (1861) y que cuenta la historia de amor entre el capitán Diego de Osorio y una hermosa dama de la ciudad de Jaén, Beatriz de Uceda.

«Cuenta esta antigua y desconocida historia, un triste acontecimiento de amor entre un apuesto galán y una hermosa dama de la ciudad de Jaén. Dicen que llegó a Jaén un capitán, galante y uniformado, se hablaba de él en toda la ciudad y las doncellas casaderas de Jaén, clavaban en él sus ojos», recoge el romancero jienense.

Pero de entre todas, el capitán se enamoro de una joven llamada Beatriz de Uceda quien era descrita como una mujer noble, sincera, prudente y dulce. Don Diego la colmaba de atenciones y propiciaba decenas de encuentros para impresionar a la dama, pese a que el corazón de esta estuviese ocupado por otro caballero. Finalmente se casaron, dejando Beatriz su amor en un mero recuerdo, en una celebración por todo lo alto.

Fueron años alegres y tranquilos en el matrimonio según recoge la leyenda hasta que el capitán Osorio gastó hasta su última moneda en el juego, no quedando nadie en la ciudad a quién lo debiera prestado, y viéndose desesperado en medio de uno de sus juegos pidió a su esposa la alhaja que le regaló por su matrimonio.

Beatriz dolida ante la petición por ser este un objeto muy preciado para ella citó a su marido en la plaza del Pósito, a pies de la cruz, para encontrase y dárselo en persona. Furioso con Beatriz, el capitán Osorio le arrebató la alhaja y clavó en su esposa una daga que acabó con su vida.

Pero Don Lope Haro, amor de la juventud de Doña beatriz, al que ella renunció al casarse con el capitan Osorio lo presenció todo. Él también había seguido amándola en la distancia. Enfrentándose a duelo contra Don Diego quién finalmente también murió a los pies de la cruz.

Huelva

La leyenda de las lágrimas de Zulema cuenta la historia de amor vivida entre una bella joven mora del mismo nombre, hija del geralife, y un caballero cristiano que continua en la memoria de los vecinos de Aracena, en Huelva. Una leyenda que recoge el libro ‘Voces de la sierra’ del escritor onubense Manuel Garrido Palacios.

Según cuenta la leyenda, los amantes estaban obligados a verse a escondidas, de forma clandestina, en una torre de la alcazaba. Ese rincón fue testigo de este romance imposible, debido a sus grandes diferencias culturales y religiosas. Hasta que un día el padre de la joven fue puesto en aviso por un soldado que su hija se escapaba por las noches, con la ayuda de su doncella para verse con un cristiano. El padre, que montó en colera, le cortó la lengua y le sacó los ojos al soldado para que no pudiese contar lo que había presenciado. Más tarde, y al llegar la noche, acudió al encuentro de los enamorados donde pudo ver que su hija y el joven se despedían para siempre, él tenía que marchar a la guerra.

El padre, enfurecido por lo que consideraba una deshonra, emparedó viva a su hija en lo más alto de esa misma fortaleza. La leyenda cuenta que la joven lloró tanto que de sus lágrimas brotó el manantial que más tarde se transformo en la fuente de Zulema.

Málaga

En Málaga, sin lugar a dudas, la historia más famosa es la de la Peña de los Enamorados en Antequera, protagonizada por Tello y Tagzona. Él, un valeroso soldado apresado en los calabozos de la ciudad de Archidona, y, ella, la hija del ‘Wali’ que regentaba la fortaleza. Un amor en bandos contrarios y credos religiosos radicalmente opuestos que no aprobaba la sociedad y mucho menos el padre de Tagzona.

La leyenda cuenta que la jóven liberó a Tello y ambos escaparon hacia territorio cristiano, pero su escpada fue truncada pues los centinelas moros presenciaron su fuga y los persiguieron. Finalmente, Tagzona y Tello decidieron trepar hacia la Peña de los Enamorados y decidieron arrojarse, prefiriendo la muerte a que las topas los apresaran y los separaran.