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Fátima Pareja: "El coronavirus es una pandemia, pero el cáncer también"

Foto: Instagram: @fatimapareja3

Paula Chacón. La palabra cáncer se cruzó en la vida de Fátima Pareja hace 2 años cuando tras detectarse un bulto en el pecho, acudió a una revisión mamográfica que sacudiría sus próximos años.

Desde entonces, y de manera natural y espontánea, ha ido compartiendo en las redes sociales su experiencia a lo largo de la enfermedad. Además de luchar por quitar tabúes a el cáncer, naturalizar los miedos, y defender las autoexploraciones y la educación sanitaria como forma de detectar precozmente la enfermedad y seguir salvando vidas.

Actualmente, el cáncer de mama puede detectarse antes de que sea palpable algún síntoma, lo cual es de vital importancia ya que las posibilidades de curación detectándolo en su etapa inicial, son de casi el 100%. Enfermos y familiares solicitan más investigación, para que próximamente esta enfermedad deje de cobrarse vidas.

Mientras tanto, personas como Fátima -sin siquiera proponérselo- consiguen ser compañía y esperanza para muchas otras que atraviesan un cáncer como el que pasó a Fátima, quien día a día nos demuestra que mirar el mundo con otros ojos es posible. Y es que esta sevillana, afincada en Barcelona, desprende fuerza y energía allá por donde pasa. Sincera, clara y cercana, así es la Fátima que hemos conocido y que nos ha acercado un poco más a la realidad de esta enfermedad.

  • ¿En qué momento sospechaste que algo no iba bien y decidiste ir al médico?

Llevaba tiempo con un bulto en el pecho al que no daba importancia, pero mi madre me insistía en ir al médico para que lo revisaran. Recientemente a ella le habían diagnosticado cáncer de cuello de útero, así que al tener antecedentes familiares estaba preocupada.

Yo no le daba tanta importancia porque relacionas el cáncer de mama con mujeres más mayores. Tras dejarlo durante meses, al fin acudí a mi ginecóloga, quien me dijo que no debía preocuparme por los bultos ya que por mi edad no sería nada malo. Aún así, al tener antecedentes en mi familia, me dio una cita para una ecografía de mama. Allí la enfermera que me exploraba se quedó mirando la mama derecha en silencio, a lo que yo para romper el silencio, le pregunté retóricamente si era una bultito de grasa, ya que a mí no me dolía.

Sus siguientes palabras se me quedaron grabadas, y es que tal como me dijo, el cáncer de mama no duele. Posteriormente me hicieron una biopsia para saber a qué se debía, y el 10 de abril me dieron la noticia.

  • ¿Qué sentiste al saber la noticia? ¿Cómo viviste aquellos meses?

Durante esos meses coincidió que me acababa de comprar un piso con mi pareja en Barcelona, por lo que en esos primeros momentos de pruebas no fui realmente consciente, ya que con el ajetreo de la mudanza y las obras tuve la cabeza enfocada en otros pensamientos. De hecho, la primera anestesista que tuve me dijo «tengo que estar ocupada para no preocuparme», y en esos momentos sin saberlo estaba ocupada, así que no me daba tanto a tiempo a pensar en los resultados.

Nosotros el día 13 de Abril nos íbamos a meter ya en el piso, pero el día 10 me dieron la noticia del diagnóstico. Y el mismo día siguiente, sin desempaquetar aún las maletas, las volvimos a meter en el coche camino a Sevilla. Al final yo en esos momentos necesitaba estar con los míos, y dejé mi piso allí.

  • ¿Cómo afrontaste la enfermedad?

Mi familia fue clave en esto. Yo nunca me sentí una enferma ni una pobrecita porque en mi casa nunca me hacían sentir así. Y creo que esto fue clave y algo que les agradezco enormemente. En mi casa yo tenía que colaborar con las tareas de casa como los demás, y no por estar enferma me libraba. Obviamente si había días más bajos o que estuviera más cansada por la quimio, había cierta vía libre. Pero por norma general mi madre me trababa como una más. «Fátima, tienes que limpiar el cuarto o hacer esto o otro», me hablaba como podía hacerlo a mis hermanos.

Muchas veces cuando tienes una enfermedad la gente te trata con cierta piedad o te quitan de hacer algunas cosas que piensan que no puedes hacer. Y para mí es primordial normalizar la situación porque los enfermos de cáncer podemos seguir haciendo las cosas que hacíamos antes.

Y sobre el tema de la quimioterapia, te diría que no fue duro. Yo engañaba un poco a mi mente, y relacionaba los síntomas que tenía con por ejemplo una gastroenteritis. Me decía que cada 3 semanas iba a tener gastroenteritis o que se me iba a caer el pelo. Y así era como yo lo vivía y me lo tomaba. A día de hoy incluso ya no me veo con pelo largo y me gusta tener el pelo corto, cuando al principio, parece que es algo que asusta.

  • ¿Crees que se debería concienciar más acerca del cáncer? ¿Qué propondrías para ello? 

En primer lugar diría que se le dejara de poner edad al cáncer de mamá, ya que actualmente en la Sanidad Pública las mamografías se comienzan a hacer a partir de unos 40 años. Si tienes menos de esa edad, y no has tenido antecedentes familiares, no te la hacen. Y yo cada vez conozco a más chicas que son diagnosticadas y son jóvenes. Por ejemplo conozco una chica que con 19 lo ha pasado, incluso más joven que yo. Por eso pediría que se hicieran revisiones antes.

También destacaría la importancia de la educación sanitaria en los institutos. Que a partir de los 16-17 años, se dieran charlas en clase sobre cómo autoexplorarse las mamas, porque es algo que muchas mujeres no saben hacer. Porque no hay suficiente información al respecto. En redes sociales uso el hashtag #Autoexploratelamama para intentar que cada vez más chicas conozcan su cuerpo y cómo hacerlo, ya que algo tan sencillo como esto salva vidas. Además, también creo que se debería fomentar en el Bachillerato la donación de médula, y que la gente joven se informara del proceso para que luego como adultos pudiesen donar, algo tan necesario e importante.

  • ¿Qué pedirías a los organismos públicos ante la lucha contra el cáncer?

Actualmente, hay gente que incluso está muriendo por cáncer sin ser diagnosticada, porque se le está dando toda la importancia y prioridad al Covid. Nosotros lo que pedimos es que se sigan ateniendo el resto de enfermedades, que también existen. Porque gracias a la investigación, esperemos que el Covid desaparezca pronto, pero luego el cáncer seguirá ahí. El cáncer también necesita investigación. Las personas que lo sufren también merecen ser curadas.

El coronavirus es una pandemia, pero el cáncer también lo es, también ocurre a nivel mundial. Qué pasa, que como no se contagia, como el cáncer no se pega, parece que no es importante. Si las Asociaciones no se mueven, si la gente no dona, etc, la gente va a seguir muriendo de cáncer. Ya sea de mama, de sarcoma de Ewing, el que sea, van a seguir muriendo. Sin duda se debería de destinar más presupuesto a la investigación, es la única vía.

  • ¿En qué momento estás ahora y en qué te ha afectado a nivel físico?

Actualmente sigo de baja porque estoy pendiente de otra operación. Hace unos meses me sometí a una mastectomía bilateral con reconstrucción. En la reconstrucción me pusieron unos expansores, que serían como una especie de bolsitas de plástico que, en diferentes sesiones, se van llenando poco a poco de suero para así permitir que la piel se adapte a y cree una especie de cápsula. Es aquí donde posteriormente meterán las prótesis definitivas y en ese punto es donde me encuentro, esperando a esta siguiente intervención.

Además, soy una mujer menopaúsica de 24 años como yo digo. El tratamiento retira la menstruación, por lo que tengo los efectos secundarios que cualquier mujer podría tener en esta etapa pero siendo mucho más joven.

  • Te sometiste a una mastectomía, ¿siempre tuviste clara esta decisión?

Desde el primer momento no lo tuve claro. Es verdad que tenía ahí la idea, pero al confirmarme que yo tenía una mutación genética, me dieron la opción de quitarme el cuadrante de pecho que tenía afectado, o por el contrario quitarme los dos pechos. Y yo me quité los dos.

Yo tenía claro que no quería pasar dos veces por quirófano para que me hicieran lo mismo. Quería curarme cuanto antes para poder retomar mi vida en Barcelona. Si hubiera hecho la cirugía más conservadora, hubiera tenido siempre la incertidumbre de pensar si me podría volver a salir el tumor. Y eso era algo que quería evitar.

  • ¿Cómo viviste los meses de pandemia?

Yo lo he vivido como cualquier persona lo ha podido vivir, pero sí es cierto que mientras algunos han vivido el confinamiento como algo negativo y de lo que estaban hartos, yo puedo decir algo de ese tiempo, y es que fui feliz. Yo me propuse -y lo sigo en la actualidad- hacer cada día algo que me hiciera feliz, porque pienso que la felicidad plena no existe, sino que son pequeños momentos de cosas que nos gusten.

Para mí el confinamiento fue un momento de disfrutar del tiempo, algo que es tan infinitamente valioso y que no valoramos. Me permitió estar con mi familia, pasar tiempo con mis hermanos, ayudando a mi madre a cocinar en el Ramadán o paseando por el campo a mis perros. Y a mí esto me hacía feliz porque el tiempo es un regalo.

  • Actualmente tienes miles de seguidores en Instagram que siguen tu proceso, ¿cómo comenzaste en las redes sociales hasta llegar a tener tanto alcance?

Pues no fue algo que yo me propusiera, simplemente iba subiendo alguna foto sobre cómo me sentía. Por ejemplo, al volver a Sevilla la primera semana, echaba en falta a mi pareja que se quedó en Barcelona, y subí una foto con él con un texto en el que le decía que «saldríamos de esta victoriosos». Amigos que aún no lo sabían, comenzaron a preguntarme qué me pasaba, y yo durante las quimios iba contando cómo me sentía. Los seguidores llegaron de forma inesperada, personas que estaban en mi misma situación y se sentían identificadas, o que les transmitía algo… Y así sigo haciendo ahora, contando mi día a día hablando a la cámara, porque la única diferencia es que ahora llega a más personas.

  • ¿Crees que el cáncer, a pesar de ser una enfermedad extendida, sigue siendo un tema tabú?

Sí, sin duda pienso que es tabú. Hay mucha gente que se esconde. Cuando yo estaba con la quimio, recibía muchísimos mensajes de personas, mujeres, que también estaban malas o tenían a algún familiar enfermo. Un mensaje que nunca olvidaré fue el de una mujer mayor que me dijo que le daba vergüenza decirme que estaba enferma porque veía que ella llevaba la enfermedad de diferente forma a como a mí me veía. La enfermedad es una montaña rusa de sentimientos, a veces con momentos de felicidad, otros te levantas llorando… y la gente se siente culpable por estar mal. Yo creo que justo en esos momentos hay que sacar lo que sentimos, nos va a sanar. Cada uno puede y debe vivir esta enfermedad -como cualquier otra, a su manera y con sus tiempos.

  • Cuentas que te hablan chicas jóvenes que se encuentran en el mismo punto que tú hace años y te trasladan sus inquietudes, ¿qué sientes al ver que con tu experiencia ayudas a otras personas?

Pues yo te diría que no soy consciente de que pueda ayudar a otras personas. Y no soy consciente porque al final las cosas que digo o que hago, no las hago con el propósito de ayudar como tal, sino con el objetivo de sanarme yo. Saber que eso acaba ayudando a otras personas, que hago que se visibilicen algunos temas, me parece increíble.

También diría lo mucho que mis seguidores me han ayudado a mí. Que como yo les llamo es «virtuamigos», porque los siento ya tan míos, y me han ayudado tanto sin saberlo… Para mí al principio las redes sociales eran una distracción, y al final he creado muchos vínculos personales a partir de ellas.

  • ¿Hay cosas bonitas que te haya dejado el cáncer?

Sin duda de las cosas bonitas que me ha dejado esta enfermedad es las personas que conocemos. Te pongo el ejemplo de María Sánchez, hace unas semanas tuve la oportunidad de conocerla cuando se debatía entre la vida y la muerte. Yo le prometí que iría a verla y dio la casualidad que ese fin de semana me dieron la fecha para una entrevista a Madrid y tuve la suerte de poder verla. En ese viaje también conocí también a 3 chicas que había hablado a raíz de la enfermedad. Lo bonito son las personas que te llevas.