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La autora catalana Avelina Fenollosa publica ‘Y todos jugaron’, trece relatos cortos sobre la ambición, el amor y el desencanto

/COMUNICAE/

Con frescura y originalidad, muestra la necesidad que tienen todos los mortales de ser felices

El deseo de ser feliz es uno de los primeros objetivos que necesitan alcanzar las personas, aunque lograr la felicidad no es fácil, porque su significado es tan abstracto como personal. Sobre ello trata ‘Y todos jugaron’, un conjunto de trece relatos breves sobre el amor, el desencanto o la ambición firmados por la autora barcelonesa Avelina Fenollosa y publicados por la editorial Caligrama, del Grupo Lantia.

En los trece relatos aparecen y desaparecen diferentes personajes en situaciones muy particulares, aunque todos ellos lo hacen bajo un denominador común: quieren ser felices. Esa búsqueda de la felicidad se topa con el azar, un conjunto de causas que son totalmente incontrolables al poder de la voluntad. No obstante, según su autora hay otros temas en el trasfondo de la obra, «que van desde el concepto social de los personajes, con sus ambiciones y deseos, hasta una situación metafísica imaginaria».

El amor, el desencanto, la ambición son algunos de los sentimientos que muestra ‘Y todos jugaron’, emociones que en muchas ocasiones están enlazados con la música debido a la pasión que siente la autora por este arte. Otro punto destacable de la obra es el lugar donde transcurren los hechos, pues gran parte de los relatos suceden en Cataluña, región en la que nació y reside la autora.

La autora
Avelina Fenollosa (Barcelona)
se formó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jorge de Barcelona. La escritura, junto a la pintura, son los medios de los que la autora se vale para expresar sus ideas. La vida se le aparece como un tablero de ajedrez por el que se mueven ambiciones, amores y desencantos. Observa el deseo común de ser feliz aunque en muchas ocasiones va dirigido por el azar, que se escapa al poder de nuestra voluntad. Tanto en su expresión pictórica como en la literaria subyace el amor que la autora siente por la música, fiel compañera de su creación.

Fuente Comunicae