Un equipo de investigación del Instituto Investigación y Capacitación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa) y el Instituto de Agricultura Sustentable del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IAS-CSIC) ha desarrollado un procedimiento que indica al agricultor la cantidad de agua de riego que debe utilizar en función del tipo de cultivo.
Este modelo, que se aplica en cada parcela y en la totalidad de la cuenca del Guadalquivir, ahorra recursos y mejora la producción agrícola de plantaciones mediterráneas, conforme ha informado en un comunicado la Fundación Descubre.
El método propuesto por el grupo Dinámica fluvial e hidrología mide el consumo que realizan los árboles por sí solos de elementos como el agua y la luz, como la cantidad de vegetación en una parcela y su estado de hidratación en función de la radiación que reflejan. Con estos datos, el conjunto de investigación fija una cantidad de riego concreta dependiendo de la especie arbórea y la zona geográfica en la que se encuentre la plantación.
«Además, en este estudio resaltamos la importancia que tiene conocer el consumo real de agua de los cultivos con la meta de planificar mejor a gestión de los recursos hídricos en Andalucía», ha explicado a la Fundación Descubre la estudiosa de Ifapa María Pat González Dugo.
Los expertos explican que recogieron datos sobre las características de la vegetación como el tipo de leño o las hojas del olivo, el almendro y el naranjo. Para esto, combinaron las mediciones de la radiación sobre el terreno con las recogidas por satélite, estas últimas señalan cómo la luz solar se refleja sobre la copa de los árboles.
De esta forma, los estudiosos establecieron que existía una diferencia esencial en la forma en la que reflejan la radiación solar, por una parte, el olivo y la encina y, por otro, el naranjo y el almendro. Los primeros poseen mayor resistencia a la carencia de agua por su género de tronco y la forma que tienen sus hojas, por lo que requirieron que el equipo de investigación adaptara el procedimiento para querer el consumo conveniente de agua de estas especies específicamente.
En función de cada cultivo
En este estudio, titulado ‘Effect of the differences in spectral response of Mediterranean tree canopies on the estimation of evapotranspiration using vegetation index-based crop coefficients’ y publicado en Agricultural Water Management, los expertos explican que efectuaron las mediciones ‘in situ’ para establecer las necesidades de riego de cada especie.
De esta forma, analizaron de qué manera las plantas consumían los recursos por sí mismas y luego invertían la energía en efectuar sus procesos vitales. Esto sería afín a «observar la ingesta y gasto energético de un humano en su día a día para comprobar cuáles son sus necesidades nutricionales», han precisado.
Para realizar las mediciones desde el terreno emplearon un espectroradiómetro, que funciona como una cámara que capta la cantidad de luz que refleja un objeto en distintas longitudes de onda. Por otro lado, usaron un satélite para obtener exactamente la misma información a mayor escala y sobre grandes extensiones. Los estudiosos efectuaron pruebas en las diferentes zonas de cultivo con todas las especies habituales mediterráneas.
Además de esto, los investigadores diseñaron un experimento específico para el naranjo y el olivo, dado que las dos responden de forma distinta a la radiación. Los expertos examinaban de esta manera si esta diferencia se debía a la interferencia del suelo o era una característica de estas especies.
Tras examinar durante cinco años más o menos los datos obtenidos de 4 fincas localizadas en la cuenca del Guadalquivir, el equipo investigador del grupo Activa fluvial y también hidrología estableció el procedimiento para calcular las necesidades de riego conveniente para estas especies mediterráneas.
Regadío más eficiente
Los expertos agregan que previamente desarrollaron este modelo aplicado a cultivos de riego propios de la cuenca del Guadalquivir como los arrozales, el algodón, la remolacha o bien el mandarino. Sin embargo, observaron que debido a diferencias biofísicas como el tipo de hoja, el procedimiento no era tan eficaz en el olivo y la encina.
«Este dato es importante pues el olivar supone un cincuenta por ciento de la superficie regada en la cuenca del Guadalquivir, este nuevo modelo mejor ajustado a cada especie supone la ocasión de diseñar prácticas de cultivo más sustentables, con menor costo económico y medioambiental», ha añadido la investigadora.
Este estudio sigue una tarea estudiosa de 15 años de este grupo del Ifapa y el IAS-CSIC. Hoy en día, organismos como la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir aplican periódicamente modelos publicados de antemano por estos expertos para conocer el consumo de agua en todos y cada uno de los regadíos de la cuenca del Guadalquivir.
Además de esto, el conjunto prepara una publicación divulgativa en castellano sobre este método que va a estar disponible en Servifapa en el mes de abril de 2021. «Nuestras futuras líneas de investigación se centran optimar la productividad de estos sistemas agrarios, conocer y cuantificar los servicios ambientales que prestan el olivar y la dehesa y diseñar estrategias para asegurar su sostenibilidad», ha concluido González Dugo.
Fuente: Europa Press
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