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Científicos andaluces logran verifican por primera vez en cuásares el principio de equivalencia de Einstein

Científicos andaluces logran verifican por primera vez en cuásares el principio de equivalencia de Einstein

Científicos de la Universidad de Granada (UGR) y del Instituto de Astrofísica de Canarias han sido capaces de medir el «desplazamiento al rojo» gravitatorio en cuásares y extender el test a regiones muy lejanas, cuya luz fue emitida cuando el Universo era muy joven.

El estudio ha sido publicado en la revista ‘The Astrophysical Journal’, según ha informado  la UGR, que ha explicado que, según la teoría de la relatividad general de Einstein, la luz siente la influencia de la gravedad al igual que la materia.

Una consecuencia de esta teoría, basada en el principio de equivalencia, es que la luz que escapa de una región con fuerte gravedad pierde energía en su camino, de forma que su longitud de onda se vuelve más roja. Este fenómeno se conoce como «desplazamiento al rojo» gravitatorio.

Aplicación en regiones lejanas

La medida de este efecto es un test fundamental de la teoría de la gravitación de Einstein. Hasta ahora, se había aplicado solo en regiones del Universo muy cercanas a los humanos. Gracias al uso de un nuevo procedimiento experimental, estos científicos han sido capaces de medir el «desplazamiento al rojo» gravitatorio en cuásares y extender el test a regiones muy lejanas.

Este principio es la piedra angular de la teoría general de la relatividad de Einstein, que constituye la descripción actual de la gravedad y es uno de los pilares fundamentales de la física moderna. Dicho principio establece que no hay experimentos que permitan distinguir entre la existencia de un campo gravitatorio o un movimiento acelerado del observador y predice, entre otras cosas, que la luz emitida desde un campo gravitatorio intenso «debe experimentar un corrimiento medible hacia la parte menos energética (más roja) del espectro».

Esta predicción ha sido confirmada de forma fehaciente en las proximidades de la Tierra. También se ha confirmado mediante observaciones astronómicas en el Sol y en algunas estrellas como la cercana Sirio B o S2, próxima al centro de la Vía Láctea. Pero su confirmación fuera de la galaxia se ha mostrado «elusiva y apenas ha podido ser comprobada, con complejas medidas poco precisas, en cúmulos galácticos vecinos situados a distancias relativamente cercanas a escala cosmológica», han explicado desde la UGR.

Agujeros negros y desplazamientos al rojo

La causa de esta ausencia de comprobaciones en el Universo más lejano es la dificultad de medir el «desplazamiento al rojo» ya que, en la mayoría de las situaciones, el efecto de la gravedad sobre la luz es muy pequeño. Por eso, los agujeros negros gigantes, que generan extraordinarios campos gravitatorios, proporcionan «uno de los escenarios más prometedores para poder medir el desplazamiento al rojo gravitatorio». Estos agujeros negros supermasivos habitan en el centro de las galaxias y, en particular, de los extraordinariamente luminosos y lejanos cuásares.

Un cuásar es un objeto celeste de engañosa apariencia estelar, pero que está situado a enormes distancias, por lo que la luz que se recibe fue emitida cuando el Universo era mucho más joven. Esto implica que son excepcionalmente luminosos. El origen de su extraordinario brillo es «un disco de material caliente que está siendo engullido por un enorme agujero negro supermasivo» de forma que, en una región muy pequeña, de apenas unos días luz de tamaño, se genera una ingente cantidad de energía.

En las proximidades del agujero negro hay un campo gravitatorio muy intenso y, por tanto, estudiando el espectro de la luz emitida por los elementos químicos que están en esa región (principalmente hidrógeno, carbono y magnesio), cabría esperar medir desplazamientos al rojo gravitatorios muy importantes.

Por desgracia, la mayoría de los elementos químicos que hay en los discos de los cuásares también están presentes en regiones mucho más alejadas donde los efectos de la gravedad son muy pequeños y la luz recibida de estos elementos es una mezcla en la que no pueden observarse con claridad los desplazamientos al rojo gravitatorios.

Hallazgo 

Ahora se ha encontrado que una parte bien definida de la luz ultravioleta producida por átomos de hierro se emite en una región confinada a las cercanías del agujero negro. «A través de nuestras investigaciones relacionadas con el efecto de lente gravitatoria, otra de las predicciones de la teoría de la relatividad general de Einstein, encontramos que una característica espectral del hierro en cuásares parecía provenir de una región muy cercana al agujero negro», ha informado Evencio Mediavilla, investigador del IAC, profesor de la Universidad de La Laguna (ULL) y autor principal del estudio. «Las medidas del desplazamiento al rojo confirmaron dicho hallazgo», ha subrayado.

De este modo los investigadores han sido capaces de medir de forma clara y con precisión desplazamientos al rojo gravitatorios en numerosos cuásares y, a través de ello, estimar la masa de los agujeros negros. «Esta técnica supone un avance extraordinario, ya que permite la medida precisa del desplazamiento al rojo gravitatorio incluso de objetos individuales a grandes distancias, lo que abre extraordinarias posibilidades para el futuro», ha aclarado.

Por su parte, Jorge Jiménez-Vicente, investigador de la UGR y coautor del artículo, ha destacado las implicaciones de este nuevo procedimiento experimental al poder comparar el desplazamiento al rojo medido con el que cabría esperar de la teoría. «Esta técnica permite, por primera vez, poner a prueba el Principio de Equivalencia de Einstein y, con ello, los fundamentos de nuestra comprensión de la gravedad a escalas cosmológicas».

Fuente: Europa Press