Ana Rodríguez. El primer viernes de agosto, desde el año 2007, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Cerveza, una jornada dedicada a una de las bebidas fermentadas más antiguas de la historia de la humanidad. Dicen que ya en el 3.500 a.C. los sumerios hacían cerveza a base de cebada, continuando y perfeccionando las civilizaciones posteriores su elaboración. Incluso el famoso Código de Hamurabi recogía la primera receta de cerveza de la que se tiene constancia y condenaba a muerte a quienes la vendieran en mal estado.
Hoy día sabemos que la cerveza, más allá de una bebida, es un alimento. Además de refrescar y quitar la sed, es rica en ácido fólico, silicio, calcio, potasio, magnesio, fósforo y vitaminas del grupo B. Tiene propiedades antioxidantes y protege contra un amplio abanico de enfermedades… Motivos más que suficientes, al margen de su exquisito sabor, para decantarse por ella en cualquier circunstancia y ocasión.
De hecho, la cerveza es una bebida social, que nuestra mente conecta a momentos maravillosos de fiesta, de charla con los amigos, de desconexión, de chiringuito de playa, de tercer tiempo… Tomarse una cerveza suele implicar compartir una velada agradable en la mejor compañía -o incluso solos-, y por eso encanta a sus consumidores, porque ‘echar una cerveza’ es el principio de un rato de felicidad.
Andalucía cuenta con una gran tradición en la elaboración de cerveza artesana, un bagaje que atesoran pequeñas empresas dispersas por toda la Comunidad y que se lo ponen difícil a los amantes de la ‘birra’ a la hora de elegir entre su amplia variedad de sabores y texturas. En un ejercicio de constricción, hemos seleccionado cuatro marcas andaluzas que todo apasionado de la cerveza artesana debería probar.
? Cerveza Odiel, el sueño hecho realidad de una familia valverdeña
En la provincia de Huelva, la localidad de Valverde del Camino es cuna de Odiel, una marca nacida en 2015 que en el último año ha duplicado sus variedades hasta ofrecer una decena de exquisitas cervezas, tan especiales como sus etiquetas.
El origen de la artesana Odiel está en la inquietud del valverdeño Ángel Sánchez Macías por aprender a hacer cerveza hace ya más de una década. Era su hobby, y de realizar pequeños experimentos caseros que daba a probar a su familia y amigos, acabó convirtiéndose en un profesional dedicado a tiempo completo a la elaboración de cerveza artesana. Implicó a toda su familia, especialmente a su hijo Ángel Sánchez Mora, en el proyecto y se marcó el objetivo de alcanzar una producción estable en el tiempo, que mantuviera la calidad y características entre lotes.
El río que baña la provincia de Huelva y marca uno de los límites del término municipal de Valverde del Camino, el Odiel, fue el nombre elegido para bautizar a ‘La Cerveza de Huelva’, un producto sin aditivos, conservantes ni químicos, solo ingredientes naturales, sin filtrar ni pasteurizar.
Odiel dispone ya de una baraja con 10 reinas e ilustran sus etiquetas con enclaves destacados de la provincia de Huelva. Así, la Rubia de Trigo (su imagen es un molino del Andévalo) es de estilo alemán y tiene toques de vainilla y clavo; la Negra de Trigo (Muelle del Tinto) es más ligera que la típica negra, con destellos de frutos secos, pan tostado, chocolate y leves notas a regaliz y café; mientras que la Tostada de Trigo (Minas de Riotinto) también de estilo alemán pero más afrutada, recuerda en paladar a fruta de hueso, como pasas o ciruelas.
La cerveza de centeno de Odiel es la Marimateo (Fuente de Marimateo), de estilo Roggenbier, una receta alemana prohibida hace cinco siglos en el país; La Dorada (barco pesquero saliendo del Puerto de Isla Cristina) es de cebada, al estilo de las cervezas belgas de abadía, mientras que la Número 10 (Locomotora nº10), hecha con el mismo cereal que la anterior, es una tostada con toque de centeno, al estilo irlandés, ligera y de sabores dulces.
Cuatro rubias completan la oferta de Odiel, en concreto se trata de Culantro (hoja, flor y semilla de cilantro), una cerveza de trigo con semillas de cilantro, ligera y fresca, con un toque cítrico; Ipa (puente de la Alcolea), al estilo de la Ipa americana, más amarga pero sabrosa y aromática, con tonos herbales y frutales; Almenara (Torre de la Higuera de Matalascañas), la más ligera, de estilo americano, muy suave y, por último, América (Monumento a Colón), igualmente de estilo americano, fácil de beber, con sabores a las maltas y toque del lúpulo.
Cabe destacar que casi todas las cervezas Odiel han recibido algún reconocimiento, así la Número 10 y la Ipa fueron Medalla de Plata en el Concours International de Lyon 2021, y la Culantro, Medalla de Oro en el mismo certamen. En el Barcelona Beer Challenge 2018 fueron premiadas la Marimateo, con Medalla de Oro en la categoría de Cerveza Histórica, y la Dorada, que se llevó la Plata, mismo metal que alcanzó en 2019 en el Campeonato Nacional de Cervezas. En este último, la Rubia de Trigo mereció el Bronce aquel año y, aunque no es una distinción en sí, la Negra de Trigo tiene el honor de figurar en la Guía para descubrir las mejores cervezas artesanas de Editorial Planeta.
Mensualmente son 3.000 los litros que pueden llegar a producir en Cerveza Odiel, las cuales pueden encargarse actualmente por Internet (email), además de degustarse de forma muy especial desde hace unos meses en un brewpub que la familia Sánchez ha abierto en la calle Rella Kaesmacher de Valverde del Camino. Un espacio ideal en el que también organizan catas, maridajes e incluso visitas a la fábrica.
? Bandolera, la artesanal cordobesa con una variedad ecológica
En la provincia de Córdoba encontramos otra marca andaluza de cerveza artesana con un amplio bagaje: Bandolera. Rafael Sánchez Luque es uno de los miembros de la cooperativa de economía social ‘Transformando’ que fabrica esta ‘birra’ desde 2014.
La SCA surgía varios años antes, en 2003, cuando sus seis socios originarios, procedentes de distintos sectores de actividad, vieron la oportunidad de poner en marcha una embotelladora y distribuidora de ron cubano que ellos mismos importaban. Con el tiempo, las ventas de bebidas espirituosas cayeron y hace siete años decidieron reinventarse.
Como recuerda Sánchez Luque: «la cerveza artesana empezaba a sonar y a través de un amigo nos llegó un chaval pidiendo asesoramiento para montar su fábrica. Lo que hicimos fue alquilarle parte de nuestras instalaciones y se instaló en ellas. Al año y medio le surgió otro negocio y, como teníamos ya unos clientes, nos quedamos con la cervecera y empezamos a invertir en nuestra propia fábrica».
La fabricación de Bandolera, como el de toda cerveza artesanal, comienza con la maceración del grano -en su caso del trigo o la cebada- con la malta. Luego, en un hervidor, se hierve un tiempo y a unas determinadas temperaturas, dependiendo del estilo, y se añaden los lúpulos que dan amargor y aroma. El mosto resultante pasa por un intercambiador de placas, para enfriarlo, y finalmente va a la fermentadora, donde se le añaden las levaduras, obteniendo la cerveza.
«Nosotros no utilizamos extractos, ni estabilizantes, ni conservantes. De hecho, uno de nuestros estilos está certificado como ecológico, el de la Bandolera Verea«, pone de relieve Rafael Sánchez. Y es que todos los productos implicados en la fabricación de esta rubia, ligera y refrescante, han sido certificados como ecológicos.
Actualmente, Bandolera cuenta con ocho tipo de cervezas en stock, además de producir algunas estacionales, especialmente de Invierno y Verano. De este modo, encontramos la Bandolera Ronda, de trigo, rubia y con gusto a plátano y clavo; la Sierra Morena, oscura dentro de las rubias, más amarga y con lúpulos nacionales; o la Jauja, una Coor rubia, refrescante y ligera, distinguida con la Medalla de Plata en el Barcelona Beer Festival 2020.
Completan el elenco de Bandolera la Despeñaperros, una Ipa más lupulada, amarga y aromática; Selva Negra, una Märzenbier enfocada a los distintos tipos de malta; la 1917, una Imperial Stout de 9,7º, negra y muy potente y, por último, Luna Negra, una Coffee Porter, negra de 5º, a la que añaden una infusión en frío de café en grano para potenciar su aroma a café.
Las cervezas Bandolera están disponibles en la tienda online de su web y distribuyen a toda España, con especial presencia en espacios de economía social y comercio justo.
? Cervezas Guadalquibeer, la cerveza ‘solar’ de Sevilla
En Valencina de la Concepción, provincia de Sevilla, tiene su fábrica otra de las grandes marcas artesanales andaluzas: Cervezas Guadalquibeer. En clara referencia al río que cruza Andalucía de este a suroeste, nació en 2017 esta firma promovida por Beltrán Viguera Cid y que puede presumir de contar con un sistema isobárico de producción y por emplear en este proceso energía solar, siendo la «primera cerveza solar de Sevilla».
Los promotores de Guadalquibeer comenzaron, como recuerda Viguera, «siendo cerveceros nómadas», acudiendo con su receta a fábricas en funcionamiento para pedirles que les elaboraran su producto y así poder testarlo antes de abrir sus propias instalaciones. De hecho, uno de los pilares de la empresa sevillana es apoyar a cerveceros nómadas -como ellos lo fueron una vez- en la elaboración de sus cervezas, una misión de la que se sienten especialmente orgullosos.
Actualmente, Guadalquibeer, cuya producción alcanza los 14.000 liltros/mes, tiene cuatro cervezas de referencia en el mercado: Sevilla, Córdoba, Cádiz, y 21130 o «la mazagonera», al responder su nombre al código postal del núcleo onubense de Mazagón. La Sevilla es una Cream Ale; la tostada Córdoba una Red Ale; Cádiz es una Session IPA y la 21130 es una Lager de estilo Bohemian Pilsener.
A este abanico, se sumará dentro de poco Guadalquibeer Jaén, una Sweet Stout, cerveza negra con sabor a café, ahora en proceso de desarrollo. «Es interesante decir que todas las cervezas son aptas para intolerantes o alérgicos al gluten», apostilla Beltrán Viguera.
Las cervezas Guadalquibeer pueden disfrutarse en numerosos establecimientos hosteleros de Sevilla y Cádiz, además de adquirirse en el punto de venta de la fábrica de Valencina de la Concepción y, el próximo otoño, comenzarán a distribuirlas para grandes superficies comerciales.
Por supuesto, la cervecera dispone la tienda online, una herramienta que les ha resultado extremadamente útil durante el confinamiento. Como recuerda Viguera, «nos tuvimos que reinventar porque la gente quería seguir bebiendo aunque no pudiera salir de casa. A raíz de la pandemia han crecido las compras online y nosotros afortunadamente no hemos parado y hemos alcanzado buenas ventas». Además, la marca cuenta con perfiles en Facebook (@Guadalquibeer) e Instagram (@Cervezasguadalquibeer) que les permiten interactuar con sus clientes.
Sin embargo, el gran proyecto de la cervecera hispalense es la apertura, antes de final de año, de un bar/restaurante en el Mercado de Calle Feria de Sevilla, una iniciativa ilusionante que les permitirá contar, en el corazón de la capital, con un inmejorable escaparate de la marca. El espacio girará en torno a un interesante concepto, mezclando el mundo de la cerveza Guadalquibeer con la restauración, teniendo en mente la realización de maridajes, catas, e incluso, si las circunstancias sanitarias lo permiten, conciertos y otras propuestas de ocio.
Una gran noticia a la que se sumará el ‘rescate’ en septiembre-octubre de las visitas guiadas a fábrica de los sábados, una iniciativa con alta demanda que la marca tuvo que suprimir a causa de la pandemia.
Sin duda, 2021 está resultando un año prometedor para #LaCervezadeSevilla, una cerveza de autor e independiente con grandes proyectos para seguir creciendo.
? Chiclana, cuna de la cerveza más andaluza: Blanca y Verde
Su nombre es una declaración de intenciones. El Grupo Blanca y Verde es el promotor de esta cerveza nacida en 2017 y cuyo ‘taller de creación’ se localiza en la localidad gaditana de Chiclana de la Frontera. Esta ‘birra’ es fruto de la ilusión de cinco emprendedores, con trayectorias amplias en los sectores de la hostelería y la distribución, que aunaron sus esfuerzos para poner en marcha un producto que fuera reflejo de la idiosincrasia de su tierra natal.
Ángel Expósito es el jefe de producción de Blanca y Verde, cuya capacidad de producción puede alcanzar los 35.000 litros mensuales. Para Ángel, lo que hace genuina a esta cerveza es que «gracias a la tecnología punta de la que disponemos, hacemos cervezas Lager frente a la mayoría de cerveceras, que hacen Ale. Nuestro proceso de fabricación es más largo, necesitamos 42 días desde que la producimos hasta que sale al mercado, ya que la fermentación y maduración se dilatan más en el tiempo. Eso dota a nuestro producto de una personalidad particular».
Cinco son actualmente las cervezas que dan colorido a Blanco y Verde, empezando por #Coraje, una ‘birra’ muy especial, elaborada con una receta checa en colaboración con un maestro cervecero de la República. Esta Pilsener es muy fresca y fácil de beber y el pasado mes de mayo fue reconocida, entre más de 5.000 competidoras, con la Medalla de Bronce en el Barcelona Beer Festival 2021, lo que la convierte en una de las mejores de su categoría de Europa.
Blanca y Verde cuenta además con una clara o Helles Lager Rubia, una Dunkel tostada bautizada como Poniente, la Mestiza ámbar y la Ipa-Cai, una India Pale Lager (IPL). Éstas han cosechado también importantes premios en festivales anteriores, sin ir más lejos, la Lager Rubia fue Medalla de Bronce en 2019 en Barcelona y Plata en el Campeonato Nacional de Cerveza del mismo año.
En cuanto a dónde se puede disfrutar de una Blanca y Verde bien fría, Expósito reconoce que principalmente en Chiclana y la provincia de Cádiz en general, pues la cervecera ha optado por dar un servicio de excelencia y calidad a los establecimientos de restauración a los que distribuyen sus productos. «Estamos empezando a hacer una pequeña expansión al resto de provincias andaluzas, vamos creciendo con paso firme», informa el jefe de producción.
Además de a hosteleros, también trabajan el canal retail, encontrándose las recetas de Blanca y Verde a disposición del público cervecero en las principales plataformas de distribución y, como no, en la venta online a través de su web. Por tanto, aunque ligados a Cádiz, estos productores han conseguido llegar a sus consumidores eliminando fronteras y haciendo crecer su negocio artesanal con excelentes expectativas para los próximos años.
En resumen, Andalucía es tierra cervecera y estas cuatro marcas son claros ejemplos de que el arte andaluz también se transfiere a la gastronomía, imprimiendo su personalidad y carácter a una de las bebidas más antiguas de la humanidad.
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