Blas Jiménez. El agricultor miraba a las estrellas, nubes, pluviometría años anteriores, acariciaba el trigo para intuir cómo sería la cosecha y cómo acompañaría la meteorología.
Eran «otros tiempos» en los que nuestro Planeta no se «quejaba» de la falta de agua, temperaturas extremas, cambios meteorológicos inadvertidos, efecto invernadero, etc., etc., a lo que tenemos que unirle el estrés de productos alimenticios y el incremento de la competitividad en los precios.
Por estos motivos estamos obligados a que nuestras explotaciones agrícolas sean más eficientes y rentables al mismo tiempo que sostenibles.
En la actualidad disponemos de los medios necesarios para predecir el comportamiento del clima, pero también la posibilidad de anticipar nuestras decisiones de manejo del cultivo mediante una información medible y objetiva, evitando tomar decisiones basadas únicamente en la intuición, se trata de La Agricultura de Precisión.
La tecnología espacial y la inteligencia artificial se pone al servicio de la agricultura
Las constelaciones de satélites en la órbita terrestre recogen más de diez millones de kilómetros cuadrados de imágenes de alta resolución que permiten analizar los cambios del terreno y pueden hacer una radiografía acompañada de un diagnóstico del estado de cualquier explotación agrícola.
Respecto a la Meteorología, tenemos acceso a datos históricos desde los años 70, pronósticos globales a 15 días vista, índices vegetativos, y de condiciones del suelo, mapas de precipitaciones y temperatura, etc., etc.
En la actualidad la resolución de esas imágenes permite, desde el espacio, analizar incluso cada árbol o superficie de cultivo hasta un mínimo de 1 pixel (30cm/50cm), e identificar hasta ese nivel donde existen o pueden existir problemas en la explotación agrícola, analizando más de 30 índices bioquímicos y biofísicos de la planta.
Precisión para prever
La Agricultura de Precisión, por consiguiente, permite al agricultor optimizar sus cosechas mediante las estimaciones de rendimientos, biomasa, progreso de la cosecha, control de enfermedades y de abonado y balance hídrico del suelo pudiendo programar con anticipación las acciones necesarias para una mejor cosecha.
No es el futuro, es el presente y cada día que pasa incluso el pasado, y debemos aprovechar estas tecnologías para hacer más eficientes y rentables nuestras explotaciones agrícolas, al mismo tiempo que sostenibles, mediante la optimización de recursos, principalmente el agua por su escasez futura, y el uso medido de fitosanitarias y abonos para, de ese modo, contribuir también a la sostenibilidad del Planeta.
Hemos pasado del arado con mula al tractor, de la hoz y la guadaña a la cosechadora y ahora toca aprovechar lo avances tecnológicos que nos brinda la ciencia para ponerlos a disposición de nuestro campo.
Son muchas las APPs que el agricultor tiene actualmente a su disposición y debemos utilizarlas para pasar de la intuición a la precisión.
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