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La realidad de la mucormicosis, la infección del ‘hongo negro’

La realidad de la mucormicosis, la infección del 'hongo negro'

Ana Rodríguez. Noticias recientes sobre el desarrollo de casos de covid-19 en la India están haciendo que una infección que nada tiene de nueva, todo sea dicho, esté apareciendo en los medios de comunicación asociada al SARS-CoV-2. Se trata de la mucormicosis, producida por un género de hongo que pertenece a los mucorales, y realmente poco frecuente.

El doctor cordobés Justo Sánchez Gil, internista del Hospital de Antequera (Málaga), la conoce bien. Hace siete años tuvo dos pacientes con mucormicosis cuando trabajaba en el Hospital de Huércal-Overa (Almería), recogiendo sus casos en el artículo ‘Nosocomial Rhinocerebral Mucormycosis: Two Cases with a Temporal Relationship’, publicado en 2017 en la revista Mycopathologia.

Ante la alarma en torno al incremento de casos en India, Justo Sánchez Gil nos ayuda a ahondar en esta enfermedad y lanza un mensaje de tranquilidad, puesto que «los mucorales llevan con nosotros toda la vida y la covid-19 solo año y medio. En principio, y a falta de estudios más en profundidad, no tiene por qué haber una relación directa con el coronavirus«.

Más sobre la mucormicosis

El hongo que al atacar al ser humano produce la infección denominada mucormicosis es «ubicuo», está en el aire que respiramos, en el suelo, «pero a las personas con un sistema inmune competente no les afecta. El riesgo de sufrirla se incrementa en personas con enfermedades que produce inmunosupresión o que toman tratamientos que bajan las defensas. Aún así es poco frecuente», explica el doctor Sánchez.

De hecho, en 2005 el dato era de 0,43 casos por millón de habitantes al año en España y de 0,62 casos por cada 100.000 admisiones hospitalarias, una cifra que, según el internista cordobés, «ha debido subir en los últimos años, porque cada vez se usan más tratamiento inmunosupresores». Un ejemplo son los que se aplican a personas con lupus eritematoso diseminado o a pacientes trasplantados o con cáncer, grupos de población en los que las probabilidades -bajas de por sí- de padecer mucormicosis, se incrementan.

Asimismo, «según cómo se contraiga la infección hay varias formas clínicas. En la rinocerebral, por ejemplo, el hongo afecta al tejido de la cabeza -nariz, ojos, cerebro incluso- en el que invade vasos sanguíneos e introduce una isquemia o disminución de la circulación de la sangre. El tejido que está detrás del vaso sanguíneo se infarta y se pudre, se necrosa».

Síntomas y probabilidad de sobrevivir

En este tipo de infección, «el tiempo corre en contra del paciente. Cuanto más tarden en diagnosticarle la mucormicosis, más probabilidad de morir. La mortalidad es muy alta, ronda el 40 %, es decir, que cuatro de cada 10 personas fallecen», apunta el internista.

Los síntomas propios de esta infección dependen la forma clínica en la que se desarrolle y de su localización. En la rinocerebral se manifiesta a través de «cefaleas, fiebre, malestar y la aparición de una placa negra en el paladar«, afirma el doctor Sánchez. Un color que ha dado lugar a que la mucormicosis sea conocida también con la infección del hongo negro.

El tratamiento de la misma es a base de antifúngicos y también con cirugías que, desafortunadamente, son muy mutilantes.

Dos extraños casos en 2014 en Huércal-Overa

En 2014, el internista cordobés tuvo que tratar, en menos de un mes, a dos personas en la zona de Huércal-Overa, en la comarca del Levante almeriense, de mucormicosis. Dos casos que posteriormente recogió, junto a otros colegas, en una publicación en 2017.

La excepcionalidad que motivó el artículo residía en que se dieran dos casos, ambos en la forma clínica riocerebral, de una enfermedad tan poco frecuente en un periodo de tiempo tan corto y en un territorio con una población inferior a 100.000 habitantes (comarca de Levante).

La realidad de la mucormicosis, la infección del 'hongo negro'
Ciertas informaciones vinculan más casos de mucormicosis en India con la covid. / Foto: Junta de Andalucía.

El primer afectado era un «paciente diabético mal controlado con problemas coronarios. Estuvo en UCI y salió con un edema facial, a raíz del cual le exploramos el área otorrinolaringológica y detectamos una placa negra en el paladar. Tras practicarle una biopsia diagnosticamos la mucormicosis. Lo trasladaron al Hospital Universitario Torrecárdenas para una operación de cara y falleció en el posoperatorio», recuerda Sánchez Gil.

En menos de 10 días, registraron en Huércal-Overa un nuevo ingreso sospechoso: el de una mujer asmática con tratamiento de corticoides (un inmunosupresor). «Empezó con fiebre y una escala necrótica en el paladar. Después del caso anterior, que lo teníamos fresco, detectamos enseguida que era mucormicosis», explica el médico internista. Sin embargo, la evolución de la infección fue muy rápida y la mujer también murió.

Tras el estudio realizado, los médicos del hospital almeriense «no encontramos vinculación entre ambos casos. Incluso sopesamos un posible contacto en el marco sanitario, pero era imposible. Ambos pacientes estaban en diferentes zonas del Hospital y el personal que les atendió fue diferente. Fue una desgraciada casualidad, ya que dos casos seguidos en una población tan pequeña es muy poco frecuente», concluye Sánchez Gil.

¿Preocupación en España?

Al hilo de la actualidad, y en relación al incremento de casos de mucormicosis en la India, el internista cordobés pone de relieve que «en España no se han notificado hasta ahora, o al menos yo no tengo conocimiento de ello, un incremento de casos de esta infección relacionados con coronavirus«.

En cualquier caso, el galeno admite que en el país asiático «pueden haber registrado más incidencia de mucormicosis y en pacientes que han pasado el covid-19. Allí el volumen de población es muy elevado y las condiciones de vida pueden influir en que haya más personas inmunodeprimidas (desnutrición, hacinamiento, etc.). También el coronavirus se está tratando con corticoides (inmunosupresores) y habría que analizar qué tratamientos les han puesto».

El doctor concluye que «tal vez ahora se están parando más que antes a diagnosticar los casos o realmente en India hay una vinculación entre el hongo y el covid-19. Si esto fuera así, habría que analizar las causas que subyacen antes de lanzar una afirmación como que el coronavirus aumenta las probabilidades de contraer mucormicosis».

Biografía

El internista del Hospital de Antequera Justo Sánchez Gil.

Justo Sánchez Gil estudió Medicina en la Universidad de Córdoba y realizó la residencia de Medicina Interna en el Hospital Reina Sofía de la capital andaluza. Ha trabajado en los hospitales de Huércal-Overa, Cabra y actualmente, desde hace un mes, en Antequera, donde tiene su plaza.

Se doctoró con una tesis sobre insuficiencia cardíaca, siendo el riesgo vascular y las enfermedades infecciosas las dos áreas dentro de la Medicina que más le apasionan y en las que cuenta con formación específica.

Ha realizado numerosas publicaciones, sobre todo capítulos de libros o artículos en revistas especializadas.