Ana Espejo. La palabra está muy candente. La leemos, escuchamos y decimos a diario, pero ¿qué hay detrás de la conciliación? ¿Cómo se consigue? ¿Existe de verdad en las empresas y en las vidas familiares y personales, sobre todo, de los y las que tenemos una empresa?
Todas las personas tenemos las mismas horas del día. Por qué a unas les cunde tantísimo y a otras nos cunde tan poco. No es justo, de hecho, es muy injusto ¿Estamos conciliando bien? O mejor dicho ¿gestionamos nuestro tiempo bien para poner foco y atender lo que es verdaderamente importante?
He escuchado muchas veces “mi empresa es otro hijo”. No voy a poner en duda que, en mi caso, es una de las partes más importantes de mi vida, pero intento y quiero que lo sea junto a otras. Lo digo así porque cuando no hay equilibrio es cuando empieza a haber problemas por todos los sitios, incluida la empresa.
Gestión del tiempo
La primera parte para conciliar es sin duda gestionar bien el tiempo y dentro de esto, sin duda, planificar, priorizar y saber poner límites, lo que incluye decir que no.
Hay muchísimas técnicas, herramientas, recursos para ayudar a gestionar el tiempo. Entiendo que a cada persona le viene bien uno u otro, pero es importante tenerlo en cuenta.
Una vez bien gestionado el tiempo. Madre mía, qué alegría, ¿podremos conciliar? Pues seguirá dependiendo de una misma y de cómo entienda su empresa y qué filosofía de hacer y de ser, qué visión y valores la configuran.
Conciliación empresarial: «tú me das, yo te doy»
Una empresa que cuida a su equipo desde luego va a apostar por la conciliación. Es muy posible que lo haga sin darse ni siquiera cuenta, sin tener un esquema de conciliación sistematizado, lo que viene a ser un Plan de Conciliación oficial. Extraño es ver a responsables de empresas, a día de hoy, que no sean flexibles a la hora de entradas o salidas, en los días de cuidado de familiares por distintas razones, en tardes libres por una fiesta de fin de curso o un trámite administrativo. Eso es, en parte, conciliar.
La ventaja de conciliar está en el “tú me das, yo te doy”. Si el equipo entiende que le “das” (y en realidad, son cosas pequeñas pero importantes para él) el equipo te dará, se sentirá identificado con la empresa, lo que implica retención del talento y además atracción del mismo. Puede ir, incluso, a más, ofreciéndote ayuda en momento de desbordamiento de trabajo por un proyecto o apoyo en una situación complicada.
Yo estoy muy segura de que la gran mayoría de las empresas cuenta con medidas de conciliación porque detrás de las empresas hay personas que también desean y, necesitan, conciliar. Un paso adelante es sistematizar las medidas y desarrollarlas en un Plan de Conciliación público, que debe ser conocido por el equipo y que, además, debe ir actualizándose. Este Plan es para todo el equipo, incluido él o la CEO. Es vital ser ejemplo para la empresa. Es síntoma de liderazgo positivo. Hay que adherirse al mismo y fomentar la importancia de equilibrar todas las áreas de la vida para tener una empresa productiva y efectiva, un espacio de desarrollo personal satisfactorio y una familia con la que se disfruta y a la que se responde.