Descubren gracias a un basurero que los moriscos granadinos comían como musulmanes

Un trabajo arqueológico realizado en el campus de Cartuja de la Universidad de Granada (UGR) ha descubierto que los moriscos que habitaban esta zona en el s. XVI, aquellos que fueron obligatoriamente convertidos al cristianismo tras la Reconquista, sostenían sus costumbres musulmanas de puertas para adentro a pesar de tenerlo prohibido.

Los arqueólogos Guillermo García-Contreras, de la UGR, y Marcos García, de la Universidad de York (Inglaterra), encabezan este estudio, en el que también participa la Universidad de Reading (Inglaterra), dentro de un proyecto internacional financiado por el ‘Arts and Humanities Research Council’ del Reino Unido.

Las pistas están en la basura

Los investigadores han analizado un pozo que se empleó como basurero en uno de los cármenes de la zona habitado por moriscos, más o menos entre los años 1515 y 1525, conforme ha informado la UGR. Al estudiar los restos de los comestibles de origen animal que las familias consumían, se demuestra cómo los hábitos culinarios en la residencia pasaban por «el consumo preferencial de carne de carnero, cortada y seleccionada particularmente al gusto de la cultura andalusí, además de la ausencia total de cerdo». Son todas ellas peculiaridades propias de la alimentación musulmana.

«A pesar de que lo tenían prohibido por la Corona tras la conversión forzosa al cristianismo, estos moriscos proseguían comiendo como musulmanes», ha especificado el arqueólogo Guillermo García-Contreras.

El científico ha explicado que la identificación de especies, el estudio biométrico, el examen de las pautas de carnicería o la utilización de otras metodologías de análisis propias de la arqueozoología han resultado fundamentales «para conocer, 500 años después, qué se metían en la boca estas familias».

Ataifores frente a escudillas

El trabajo científico ha permitido descubrir otras evidencias. Se han encontrado en este entorno del cerro de los Almendros de Cartuja restos cerámicos pertenecientes a «ataifores», fuentes típicas andalusíes que se utilizaban para compartir la comida entre múltiples comensales, materiales que precisamente desde esos años comenzaron a desaparecer frente a la cultura dominante cristiana, «más individualista en los hábitos de nutrición, y en consecuencia caracterizada por el empleo de platos de menores dimensiones llamados escudillas«, conforme ha detallado la UGR.

La llamada Reconquista, que realmente no fue sino la culminación de la expansión feudal iniciada siglos atrás, revolucionó lo que hoy se conoce como el campus de Cartuja. Los cármenes andalusíes, casas con huertos que precisaban de regadío y que solían tener vides, comenzaron a sustituirse por la construcción de un monasterio y por el uso de tierras de secano con olivares y almendros.

Todo ello responde al proceso de apropiación de este ambiente por parte de la orden católica de los cartujos, quienes recibieron las tierras tras la conquista y colonización cristiana de Granada. Los restos analizados, por lo tanto, pertenecen al que pudo ser uno de los últimos cármenes de la zona, en el que el pozo se usaba ya como basurero, consecuencia de «la progresiva desaparición del regadío propio de la cultura cristiana».

«Estos cambios dan pie a nuevas líneas de investigación en las que ya trabajamos», ha explicado Guillermo García-Contreras, quien ha citado como un ejemplo «el estudio de las alteraciones medioambientales que la expansión del feudalismo provocó a causa de las modificaciones del terreno, sus construcciones y su explotación agrícola».

Fuente: Europa Press