La ceguera provocada por glaucoma puede prevenirse en más del 90% de casos

Europa Press. El glaucoma es una enfermedad crónica consistente en una perturbación del nervio óptico debido a la presión elevada, patología que dejada a su libre evolución acaba en la ceguera. En verdad, se considera la segunda causa de ceguera en España; sin embargo, si se diagnostica a tiempo, esta puede prevenirse en más del 90% de los casos.

Más de un millón de españoles mayores de 40 años sufre esta enfermedad ocular; muchos de ellos sin saberlo, puesto que «se trata de una patología silenciosa y degenerativa que afecta al nervio óptico, provocando una pérdida gradual y también irreversible de la visión, llegando a la ceguera si no se advierte y trata», conforme el doctor Ramón Sánchez Palencia.

En la mayor parte de los casos, el paciente no es siendo consciente de que padece la enfermedad hasta el momento en que ha perdido gran parte del campo visual. Por ello, los especialistas recuerdan, con ocasión del Día Mundial del Glaucoma que se memora el 12 de marzo, la necesidad de someterse a una revisión anual con el oftalmólogo desde los 40 años para descartar esta enfermedad o diagnosticar a tiempo, «sobre todo en pacientes con antecedentes familiares de glaucoma, en tanto que tiene una gran carga hereditaria», ha agregado el especialista.

En esa revisión anual «se mira la tensión ocular, campo visual y el grosor de las fibras del nervio óptico; que son los tres aspectos que se miden para poder diagnosticar el glaucoma». Una vez diagnosticado el glaucoma y estabilizados los parámetros, el paciente debe seguir con revisiones cada 6 meses para comprobar la estabilidad de los 3 factores citados.

El glaucoma se manifiesta por la perturbación de la presión intraocular, produciendo una reducción del campo visual de manera progresiva. Para esta enfermedad no existe una causa clara, mas tienen un peso muy importante los factores hereditarios y otras patologías oculares secundarias que precipitan su aparición, como una gran miopía.

Se trata, por lo tanto, de una enfermedad difícil de advertir por uno mismo; en verdad, hay un tipo de glaucoma en el que el daño del nervio óptico se produce con presiones oculares a priori normales, pudiendo estar asociado a otros factores, como enfermedades vasculares. Por este motivo «se destaca el diagnóstico precoz como primordial baza contra la ceguera, ya que es una enfermedad irreversible; una vez dañado el nervio óptico y avanzada la ceguera, no se puede recobrar lo perdido», ha advertido el doctor Ramón Sánchez Palencia.

TRATAMIENTO Y DIAGNÓSTICO

La prueba para detectar el glaucoma consiste en una tonometría, para comprobar si hay una presión intraocular elevada. Es una prueba veloz, simple y también indolora que descartará a aquellos sujetos susceptibles de padecer un daño glaucomatoso, ya que es el factor de riesgo más importante de cara al desarrollo de esta enfermedad, que puede conducir a la ceguera si no se trata a tiempo, ha explicado.

En el caso de detectar una hipertensión ocular, alteración característica del glaucoma, se realizan otras pruebas diagnósticas que indican en qué fase evolutiva se encuentra la enfermedad. A partir de ese instante el especialista indica un tratamiento para normalizar la tensión ocular y frenar el avance de la enfermedad.

El tratamiento del glaucoma tiene la meta de preservar la visión. El único factor de peligro conocido y contra el que se puede luchar es la presión intraocular alta, que se puede bajar a través de medicamentos (esencialmente colirios), tratamientos con láser (trabeculoplastia) o bien cirugía (trabeculectomía, esclerectomía profunda no perforante o bien válvulas).