Europa Press. Científicos de la Universidad de Granada (UGR), en colaboración con la de La Frontera (Chile), han analizado el impacto emocional que tienen las canciones románticas favoritas de una pareja, utilizando para ello técnicas de termografía infrarroja, con el resultado de que modifican la temperatura del cuerpo en función del grado de enamoramiento.
En concreto, y según informa la UGR en una nota de prensa, los resultados de la investigación apuntan que, cuando una pareja reciente (menos de seis meses de relación) escucha la que consideran «su canción», se produce un enfriamiento a nivel corporal (activación simpática), sobre todo en la punta de la nariz, ambas mejillas, la frente en el lado izquierdo y derecho y la punta del dedo corazón de la mano dominante.
Sin embargo, en aquellas parejas con altos niveles de unión y satisfacción, más estables, escuchar su canción produce un calentamiento corporal en estas mismas partes, que es mayor cuanto más unidos están.
Los investigadores, pertenecientes al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (Cimcyc), también han determinado las diferencias que se producen en la temperatura de la piel en exparejas cuando escuchan su canción romántica.
Así, en aquellas personas que añoran a una expareja, escuchar su canción produce enfriamiento o un calentamiento mayor que el que produce su actual canción romántica con su pareja actual.
«De este modo, la reacción térmica de la piel a «nuestra canción» se convierte en un buen indicador de la satisfacción de pareja, y nos podría permitir averiguar con un criterio objetivo (la temperatura del cuerpo) si añora a su ex o lo quiere más que a su actual pareja; si la quería de otro modo (más pasional) o si el vínculo ya se apagó (cuando no se producen cambios térmicos)», ha explicado el investigador del Laboratorio de Termografía del Cimcyc Emilio Gómez Milán.
Para realizar este estudio (que en la actualidad continúa en el Cimcyc), los investigadores de la UGR piden a parejas y a exparejas que escuchen su canción, para medir la temperatura de su cuerpo y registrar los cambios que se producen en ella. También miden mediante cuestionarios la satisfacción de pareja, y cómo de unidos se sienten.
Gómez Milán ha destacado que la música tiene un fuerte impacto emocional en las personas. «Los sentimientos causados por la música se pueden activar la primera vez que oímos una canción (nos gusta mucho o poco), pero se potencian con la repetición, al oírla muchas veces. Por eso tenemos canciones favoritas».
Además, las experiencias vitales y los recuerdos emocionales con frecuencia se asocian a una canción: por eso, las parejas suelen tener una canción romántica favorita, a la que llaman «nuestra canción». La que sonaba cuando se conocieron, o cuando bailaron por primera vez.
La termografía emocional empleada por los científicos del Laboratorio de Termografía del Cimcyc mide las emociones que siente una persona por los cambios térmicos de la piel al ver una foto de la persona amada, al dar o recibir un beso o una mirada, al mentir y también al oír música. «Con la termografía infrarroja también podemos medir cuanto nos gusta una canción la primera vez que la escuchamos», ha señalado otro investigador de la UGR que participa en este estudio, Jesús Fernández.
Así, los científicos también pidieron a los participantes en el marco de este estudio escuchar canciones de diferentes estilos por primera vez, e indicar de uno a diez cuanto les gusta. Las canciones diez (sobresaliente, sus favoritas) les produjeron una fuerte activación del sistema nervioso autonómico, dando lugar a una respuesta de «frío» con vasoconstricción (estrechamiento fisiológico de los vasos sanguíneos por contracción del músculo liso vascular) y piloerección (el efecto ‘piel de gallina’), que se traduce en un descenso térmico de la temperatura en la cara, sobre todo en la nariz y en las manos.
Las canciones «notable» (con siete de media), sin embargo, producen un incremento térmico en cara y manos («dan calorcito, por activación dominante parasimpática», señalan los autores), mientras que las canciones neutras o que no nos gustan apenas producen cambios térmicos, o estos son aleatorios.
En los últimos años, este mismo equipo de investigación de la UGR ha aplicado la termografía al campo de la psicología, determinando, por ejemplo, el conocido como «efecto Pinocho» (según el cual la punta de la nariz varía su temperatura cuando una persona miente), logrando medir objetivamente el duende flamenco de los bailaores o los distintos tipos de amor que existen.
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